Muchas felicidades, amor mío. Y que -oh vanidad femenina- no te preocupe el paso del tiempo: déjame que sea yo el que se encargue de contarlo, y te diga que hoy estás mucho más guapa que el año pasado por estas fechas. Y por supuesto, que hoy me gustas incomparablemente más que cuando te besé por primera vez hace unos dos mil trescientos días. O que cuando te vi por primera vez entrando por la puerta de la cafetería y se me cayó la mandíbula hasta golpear con la mesa -clonc-, lo cual si mal no recuerdo sucedió unas mil cuatrocientas horas antes de ese primer beso. Y que lo que es seguro del todo es que hoy, sin discusión posible, te quiero más incluso que la primera vez que te dije que te quería, hace unos -redondeando- tres millones ciento noventa y siete mil minutos.
Que cumplas muchos más, mi amor, y que sea conmigo a tu lado siempre.
jueves, 23 de agosto de 2007
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