lunes, 15 de diciembre de 2008

Te jodes

"Así fue cómo los persas conquistaron Sardes y cogieron vivo a Creso [el rey de los lidios] (...) Los persas, pues, le cogieron y lo condujeron delante de Ciro [el rey de los persas] (...) Ciro mandó desatarle, le acomodó a su vera y le trataba con admirada consideración. (...) Sin embargo, Creso permanecía inmóvil y absorto. Al cabo se volvió, y al ver a los persas que saqueaban la ciudad de los lidios, le habló así: `Rey, ¿quizás debo decirte lo que me viene a la mente, o de momento debo callarlo?´ Ciro le animó y le hizo declarar lo que él quería. Creso, pues, habló y dijo: `Esta gran muchedumbre, ¿qué es lo que hace con tanto interés?´ Respondióle Ciro: `Saquean tu ciudad y se llevan tus tesoros.´ Y Creso comentó: `No saquean mi ciudad ni mis tesoros, puesto que ya no me pertenece nada de ello; lo que cogen y se llevan te pertenece a tí.´"


Heródoto, Historia

sábado, 25 de octubre de 2008

La guerra al estilo de Gila

"- ¡Vaya soldado! ¡Tiene miedo de que disparen contra él! Esto es precisamente lo que todo soldado debe desear, que disparen contra él; cuanto más a menudo lo haga el enemigo tanto más disminuyen sus municiones. Eso debe saberlo todo soldado. Con cada disparo que te lanza un enemigo disminuye su fuerza combativa. Él se alegra de poder disparar contra tí porque así al menos no ha de ir cargado con los cartuchos y puede correr con mayor facilidad."


Jaroslav Hasek, Las aventuras del valeroso soldado Schwejk

miércoles, 1 de octubre de 2008

Manicomio (o "Todas las comparaciones son odiosas, pero algunas son más divertidas que otras")

"...cuando Schwejk describió su vida en el manicomio lo hizo con increíbles alabanzas:
-La verdad es que no sé por qué los locos se enfadan cuando los encierran. Allí uno puede arrastrarse desnudo sobre la hierba, aullar como un chacal, bramar y morder. Si uno quisiera hacer eso en cualquier otra parte la gente se extrañaría, pero allí es algo natural. Allí hay una libertad como ni siquiera los socialistas han podido soñar. (...) Todos podían decir lo que querían y lo que se les ocurría, como si estuvieran en el parlamento."


Jaroslav Hasek, Las aventuras del valeroso soldado Schwejk

jueves, 25 de septiembre de 2008

Mundo al revés (o "Todo es relativo")

"Había una vez unos insectos muy pequeños que subían hasta lo alto de unos arbustos. Uno de ellos dijo a los demás: `Ved ese tigre tendido cerca de nosotros; es el más bondadoso de los animales, jamás nos hace daño. El cordero, en cambio, es un animal feroz. Si viniese uno ahora nos devoraría con la hierba que nos sirve de asilo. Pero el tigre es justo; él nos vengaría´."


Jan Potocki, Manuscrito encontrado en Zaragoza

jueves, 18 de septiembre de 2008

Abrazos sinceros

"She pulled me against her and kissed me, then held me an extra second to show that her embrace was sincere, not just like everyone else's, never having realized that everyone else does the same thing."


Tobias Wolff, The Liar

domingo, 13 de julio de 2008

Con las manos en la masa

¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¿Eo? ¡Ah, sí, ahí está! ¡Quieto! ¡No se mueva de ahí, erm, pillastre, que le quiero dar las gracias! Sí, sí, es a usted, querido lector, a usted, que a pesar de lo muy descuidado que le tiene últimamente quien esto suscribe, no pierde la esperanza y de cuando en cuando se sigue dejando caer por este blog para ver si se nos ha ocurrido algo nuevo. Y bendita paciencia la suya, ¿eh? Un mes y medio larguito llevábamos sin publicar nada, hay que jo#&@se. Pero todo tiene una explicación, y yo se la voy a ofrecer. Resulta que hace muy poco tiempo -unos dos meses- que estoy en un nuevo trabajo, y... Bueno, supongo que todos ustedes han tenido en alguna ocasión un "nuevo" trabajo, con lo cual no tengo nada que explicarles sobre lo estresantes que son estas situaciones ya de por sí. Pero de verdad que, a mí, esto me está matando, porque ya no son sólo las horas que uno pasa en la oficina, sino el desgaste mental al que me encuentro sometido: pienso constantemente en el trabajo. Sueño con el trabajo todas las noches, maldita sea. Y claro, entenderán que uno no tiene la cabeza para nada últimamente. Pero no se preocupen: esto pasará, pasará, los signos ya están en el horizonte y yo confío en que de aquí a poco todo volverá a la normalidad, y volveremos a escribir con la -muy relativa- asiduidad que nos caracteriza. Y de verdad que espero que sea pronto, porque no sólo estoy en deuda con ustedes: hace unos dos meses que les debo un artículo a los señores de http://www.lafonoteca.net/, del que todavía no han visto una sola palabra, recibiendo tan sólo un puñado de vagas promesas por mi parte.... Si estáis leyendo esto, no os preocupéis: el artículo llegará. Más tarde que temprano, pero llegará.

Pues nada, como les decía, los síntomas de que la presión empieza a aflojar están ahí, y de hecho este es el primer domingo en mucho tiempo en el que me siento relajado, tranquilo, con ganas de hacer cosas. Así que esta mañana, cuando me he despertado -temprano para tratarse de un domingo y más teniendo en cuenta que anoche me acosté con un par de caipirinhas de sobra-, me he dicho: ¿qué hacer? ¿Escribir el artículo del que les hablaba más arriba? ¿Darme un paseo? ¿Acercarme a alguno de los museos que aún no he visitado en este ciudad de Ginebra en la que hace ya nueve meses que vivo -cómo pasa el tiempo-? ¿Coger, incluso, el tren y acercarme a Martigny para ver la muy prometedora exposición de Balthus en la fundación Pierre Gianadda? Nada de todo eso, señoras y señores: ¿quieren saber lo que he hecho? Pues me he dado el GUSTAZO de pasarme toda la mañana, con toooda la parsimonia y el cariño del mundo, COCINANDO: primero he hecho una estupenda salsita de tomate casera. Después he confeccionado una enorme tortilla de patata que me reservo para zampárnosla esta noche, Bonnie y yo, cuando ella regrese al hogar después de sus muy merecidas vacaciones, las mismas que yo no he podido tomarme -por cierto, resulta que en francés, me informan mis compañeros de trabajo, no hay expresión equivalente a "quedarse de Rodríguez"-. Y por último, mientras escribo estas líneas está empezando a hervir el agua que he puesto al fuego para, aprovechando que ya tenía tomate frito, hacerme unos riquísimos macarrones Tío Pedro para comer. Y en esto -y en poner unas cuantas lavadoras- se me ha ido la mañana tan ricamente, oigan.

Así que lo dicho: dentro de poco, espero que más. De momento, se acerca la hora de la pitanza y yo me levanto de esta silla para echar la pasta a la olla. Muy buen provecho a todos ustedes.

domingo, 25 de mayo de 2008

Bailarina, karateka y domadora de delfines

Ésa, oh lectores míos, ésa y no otra fue la respuesta que el otro día oí dar a una niña pequeñaja en uno de esos programas de televisión en los que nos muestran a tiernos infantes haciendo y diciendo monadas (para que nosotros a nuestra vez digamos "oooh, qué monada", claro) a la pregunta: "Y tú, ¿qué quieres ser de mayor?". Pásmense, qué precisión. Bailarina, karateka y domadora de delfines. Nada menos. Pero les juro que lo mejor de todo (ojalá ustedes también la hubieran visto) fue el aplomo, la seguridad con que lo dijo, lo claro que esa mocosa tenía lo que quería.

Mi primera reacción, claro está, fue partirme el pecho a carcajadas. Luego, cuando lo pensé un poco más, ya me pudo la ternura (ya saben, el efecto "oooh, qué monada"). Y por último, pensándolo aún más todavía, me decidí a compartir la frase con todos ustedes, porque se me ocurrió que sería el título perfecto para una bonita canción. Así que ahí lo tienen: a ver si alguno de ustedes se anima a componerla. (¡Recojan el guante, voto a tal!)

martes, 13 de mayo de 2008

Hacha pequeña

Si han leído la entrada anterior, sólo añadiré que luego, para compensar tanto sentimentalismo mañanero, me he animado escuchando la versión de "Small Axe" que hacían Bob Marley & The Wailers. ¿Qué digo "animado"? Me he ENARDECIDO, como siempre me pasa cuando escucho estos versos:

If you are a big, big tree
We are a small axe
Sharp and ready,
Ready to cut you down.

...O "somos canijos e insignificantes, sí, pero no se confunda, amigo: a mala hostia, podemos con TODO". ¡¡¡Sí señor!!!

(Y así transcurren mis viajes en autobús, señores, en un continuo vaivén emocional. ¿Padeceré de eso que llaman "trastorno bipolar" o, no más preocupante pero sí más grave y de peor curación, de eso que llaman "melomanía"?)

Canción del día: "Galileo (Someone Like You)" (Declan O´Rourke)

Hoy mi día ha empezado así: en el autobús de camino al trabajo iba escuchando el CD recopilatorio "The Changing Man", que acompaña al último número de la siempre recomendabilísima revista musical MOJO, y la verdad es que no me estaba gustando demasiado la selección, exigente (o gilipollas, según se mire, porque mira que ponerle pegas a un CD con canciones de Bob Marley, Dinah Washington, The Staple Singers, etcétera, encima de que te lo dan por la patilla) que es uno... Y en éstas que suenan unos trémolos de cuerda acompañando a unas notas de guitarra punteadas con delicadeza, y éstas a su vez a una voz de hombre que, con toda la ternura que quepa imaginarse, me canta al oído la letra más preciosa que he escuchado en mucho tiempo:

Galileo fell in love as a Galilean boy
And he wondered what in heaven
Who invented such a joy
But the question got the better of his scientific mind
And to his blind and dying days
He looked up high and often sighed
And sometimes cried,
"Who puts the rainbow in the sky?
Who lights the stars at night?
Who dreamt up someone so divine,
Someone like you and made them mine?"

Love can make you ask some funny questions now and then,
But just remember the alternatives
For I remember when

I was lonely and unhappy, and my lips were cold as ice,
But you kissed me and, good heavens,
Now I'm here in paradise
So if ever I'm not kissing you or looking in your eyes
I won't be blind, and I won't cry,
I'll look up high and gladly sigh
And thank the guy
Who puts the rainbow in the sky,
Who lights the stars at night,
Who dreamt up someone so divine,
Someone like you and made them mine,
Someone like you and made them mine

Y me pregunto quién es este Declan O´Rourke, y por qué nunca había oído antes a este señor que canta, no como los ángeles, sino como los hombres enamorados, y me digo que tengo que investigar más a fondo, y repito la canción una y otra vez en mi iPod, hasta cinco veces seguidas, y me cuesta mucho trabajo que no se me escapen los lagrimones en público -por favor, no, otra vez no- y ahora, ya de noche, les tecleo estas palabras para que ustedes no dejen de escucharlo mientras yo lo vuelvo a oír: ¿quién ha imaginado a alguien como tú y lo ha puesto a mi lado?

jueves, 1 de mayo de 2008

Cantautores

Segundo post en el día de hoy (y eso que es festivo), pero es que acabo de ver por Internet el "Muchachada Nui" de ayer (vivir en el exilio es lo que tiene) y me he pegado una pechada de reír con Joaquín Reyes y su parodia de Rosa León, de la que rescato una frase que es una verdad como un puño: "Lo notáis, ¿no? ¿Notáis el bajón? Imprescindible en las canciones de autor: el bajón instantáneo." Difícil, dificilísima post-adolescencia y primera juventud la que tuvimos los de mi generación, cuando (a mediados de los noventa) habían tan poca opciones en el menú sonoro si uno se quería salir del rebaño: grunge o brit-pop (¿se acuerdan?, así hemos salido, claro) si eras "alternativo", o, MUCHO PEOR todavía, CANTAUTORES si eras hippie (¡Dios nos libre!). Y uno, que gusta de cultivar amistades en todos los caminos de la vida, ha tenido que pasar por esos azares de Dios muchas tardes/noches de su juventud en el café Libertad 8 de Madrid ("¿Seiscientas pesetas por un café? Pero, ¡es más caro que la heroína!") y abrevaderos similares. Qué escalofríos me entran al recordarlo... Qué bajón, en definitiva.

Se aclara que la ecuación automática cantautor=bajonazo sólo se aplica al cantautor en lengua española (ya sea ibero o sudamericano) y con la gloriosa excepción de don Joan Manuel Serrat. En lenguas bárbaras tenemos a Jacques Brel, Cat Stevens, Nick Drake, Ron Sexsmith... y todos ellos nos encantan incluso aunque sean tristes. Entristecen, pero no dan bajón, que no es lo mismo. ¿Cómo? Sí, me explico: Nick Drake te hace saltar las lágrimas cada vez que lo escuchas, pero no te aburre. Aclarado, hala.

Jazz

Hoy sólo quería compartir con ustedes una frase que he oído hace poco y que me ha hecho muchísima gracia, atribuida al humorista (y crítico de jazz) Miles Kington, recientemente fallecido. "Why do people in the jungle look so frightened when the drums are beating?", dijo el señor Kington, evocando imágenes de selvas exóticas, terrores primigenios, peligros inminentes. "Because, when the drums stop, it means a bass solo." Quien (como el que suscribe) haya tenido el infortunio de acudir a según qué conciertos o de trabar relación con algún bajista con veleidades jazzísticas, sabe perfectamente a qué nos referimos. Fuera sombreros en honor al señor Kington.

viernes, 25 de abril de 2008

It´s all just a little bit of history repeating...

Me ha vuelto a pasar. Sí, otra vez. Ya les dije que no era nada nuevo para mí, que ya me había sucedido en más de una ocasión, pero es que desde que estoy aquí, el incidente se repite con más frecuencia que nunca, y con más virulencia: me han vuelto a confundir con Moby, señoras y caballeros. Pinten la escena: ayer, jueves 24 de Abril de 2008, vuelvo a mi casa dando un paseo, y mientras atravieso el Bourg de Four (la plaza más bonita de toda Ginebra), una chica inglesa sentada en una terracita me hace desesperados aspavientos con los brazos mientras me chilla: "Hello! Hiii! I LOVE your music!". Claro, a mí me entra la risa y le digo: "It´s not the first time they tell me, you know". En cuyo momento, para gran cachondeo de sus amigos, la chavala se empieza a dar cuenta de que (quizá) ha metido la pata y, algo incrédula aún, me suelta: "Wait a minute... It´s not you, is it?". Y claro, cómo le voy a explicar, si es que es muy complicado, que sí, que soy yo, que claro que soy yo, sólo que resulta que yo no soy quien ella había creído... Vamos, un lío, celebrado con grandes risotadas, ya les digo, por los compadres de la muchacha.

Lo que más me preocupa de todo esto es que yo tengo 33 años y Moby, 42. Y si me confunden con tanta frecuencia... una de dos, o él está estupendo para su edad, o yo estoy hecho una mierda, y francamente prefiero pensar lo primero.

¡Y siguen sin invitarme a cerveza a costa del equívoco, maldita sea mi estampa!

domingo, 20 de abril de 2008

Admiración: Drew Struzan

Desde siempre he sido ultra-fan de un cierto tipo de cartelería cinematográfica norteamericana de los años 80: esa anterior al Photoshop, y ajena incluso a la fotografía, en la que los artistas, a golpe de acuarela y/o aerógrafo, conseguían resultados hiperrealistas en los que, sin embargo, se mejoraba el aspecto de la propia realidad. Así, los rostros de los actores que aparecían en aquéllas películas se nos aparecían no como los de seres humanos normales y corrientes, sino como los de auténticos héroes que lograban hacernos soñar por una hora y media que sus peripecias eran posibles en otro mundo tan real como este mismo, pero mucho mejor. Eran carteles que despertaban en uno el deseo irrefrenable de ver la película que promocionaban, porque prometían aventuras que uno no podía ni imaginar, efectos especiales nunca vistos, universos fantásticos, escalofríos que recorrían el cuerpo, emociones sin fin, thrills & chills. Eran carteles que te hacían soñar con la película e imaginar cómo iba a ser incluso mucho antes de verla. Eran carteles que por sí mismos contaban una historia. Y encima, lo mejor de todo es que cuando uno POR FIN veía la peli, luego resultaba que aquéllos carteles habían sido completamente fieles al espíritu del filme (aunque en ocasiones resultaba que el cartel era mucho mejor que la peli en sí). Sí, hombre, ya saben a qué tipo de carteles me refiero: piensen en los afiches clásicos de “Regreso al futuro” o “Blade Runner”, o en los de las sagas de “Star Wars” e “Indiana Jones”. Uno se quita el sombrero ante aquéllos artistas que creaban tamañas obras de arte en formato A1 para alucine del gran público.

Bueno, pues como tuvo que oír Pedro Navaja en el momento de su agonía, la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida: resulta que el otro día me he enterado por pura casualidad de que todos aquéllos carteles, cuya autoría yo atribuía a una cierta “escuela” de artistas o diseñadores gráficos que vendían su talento a los estudios de Hollywood, salieron, TODOS ellos, de una sola mano: la de un señor llamado Drew Struzan, que de inmediato adquiere a nuestros ojos la talla de un coloso. Si quieren refrescarse la memoria, aquí podrán encontrar unos cuantos (pocos, ay) de sus trabajos:

www.drewstruzan.com/portfolio/

Y después de haberlos contemplado y haber vuelto a sus infancias durante un rato, únanse conmigo en un hermoso acto de agradecimiento colectivo al señor Struzan por las horas de solaz que su arte nos ha procurado en nuestras vidas y repitan: te queremos, Drew. Eres muy grande.

lunes, 7 de abril de 2008

Estoy enamorado de Bill Murray

Hoy, queridísimos lectores de mis entretelas, he de hacerles una confesión de las gordas, y no, no se trata de algo simplemente vergonzantillo del tipo "me como los mocos" (¿quién no lo ha hecho alguna vez?, están saladitos), "me gusta tirarme pedos en la cama y a continuación meter la cabeza debajo de las sábanas para fumármelos bien fumados" (vengaaa... que seguro que ustedes también lo han hecho), "disfruto torturando gatitos" (erm, vaya, nos ha salido rarito el chaval, pero en fin) o "una vez, como no tenían en mi kiosko El País ni ningún otro periódico, me compré La Razón" (¿¡qué!? ¿¡Cómo!? ¡Degenerado! ¿A quién habrá salido este niño?). No, nada de eso, lectores míos, es mucho más gordo. Hoy, y en exclusiva para todos ustedes, voy a salir del armario. Sí, sí, como lo oyen. Porque prefiero que lo sepan por mí antes de que se lo cuenten por ahí.

Estoy enamorado de un hombre. Que sí, de verdad. De un hombre. Y de un hombre mucho mayor que yo, para más escándalo. Encima, él es extranjero. Mira que hay hombres en el mundo, ¿eh? Pues yo me tuve que enamorar de un yanqui. Y claro, drama tocan: ¿ustedes creen que así se puede? ¿Él allí, al otro lado del Atlántico, y yo aquí? Bueno, da igual, incluso aunque viviéramos puerta con puerta, no creo que él se apercibiera de mi existencia, siendo como es una gran estrella de cine y yo un simple... un simple... vamos, que a veces en mi casa se han olvidado de mi cumpleaños, para que se hagan una idea de mi insignificancia. Y a alguien como yo se le ocurre encapricharse de todo un coloso del séptimo arte, pero es que es tan guapo... tan majo... tan talentoso... ¡Bill! ¿Me oyes? ¡Bill! ¡Te amo!

(Sí, se llama Bill. Bill Murray. Y hombre, no se hagan ahora los sorprendidos, en plan "¡Oh!", que ya se lo tenía dicho desde el título. Qué afición, por Dios santo. Ni las cabeceras me leen.)

La cosa es que ya le conocía desde hace muuucho, cuando yo era muy pequeño y él hacía papelillos de caradura-simpaticote en chorradas tan intrascendentes (y por otro lado tan míticas) como "El pelotón chiflado" o "Los Cazafantasmas". Y por entonces me caía bien, pero sin más. Luego le perdí la pista durante bastantes años, hasta "Atrapado en el tiempo", y ya entonces pensé que, vaya, qué bien le iba sentando a este hombre la madurez. Pero ya les digo, sin más. Pero es que hace relativamente poco que le ha dado por rodearse de buenas compañías como las de Wes Anderson, Sofia Coppola o Jim Jarmusch y oigan, que desde entonces lo mío es un no descansar. Pero si hasta me pareció el colmo de la elegancia cuando aparecía en "Flores rotas" en chándal y con zapatos, lo mío es ya grave.

Algún lector despistado en este momento dirá aquéllo de "pero hombre, no conviene que se confunda usted. Vale que sus sentimientos sean fuertes, pero eso es una simple admiración sin más y...". ¡No! ¡Cállese! ¡Cállese, he dicho! Esto es AMOR, y del más puro y bueno. Si no, ¿cómo se explican ustedes que, cada vez que en "Lost In Translation" aparecieran juntos en pantalla Scarlett Johansson (ñam ñam) y Bill, mi Bill, yo sólo tuviera ojos para él? Mis lectores masculinos me comprenden: esto es una prueba concluyente. No se apartan los ojos de semejante jamonez -¡Scarlett! ¡So tersa!- así como así.

Lo dicho: es definitivo. Estoy enamorado de Bill Murray. ¡Que hasta el viento lo sepa!

...Y todo esto viene porque el otro día vimos "The Darjeeling Limited" y me llevé la agradabilísima sorpresa de que la peli se abre con un mini-papelito del Sr. Murray que no debe llegar a durar ni dos minutos y que, créanme, vale no sólo por todo un largometraje, sino por varias carteleras completas. Este hombre ha llegado a la altura de los grandes mitos, y predigo que en el futuro se le colocará en el mismo Olimpo que, por ejemplo, a Buster Keaton.

Hablando de lo cual, aprovecho para lanzar un desafío a Wes Anderson, director del filme y querido por tantos -entre ellos yo- por sus sabrosas bizarrerías ("Academia Rushmore", "Los Tannenbaum", "The Life Aquatic"): Sr. Anderson, ¿a que no se atreve usted a hacer para la próxima un largometraje MUDO con Bill Murray como protagonista absoluto? Va, venga. Venga, listo. ¿A que no se atreve? No hay huevos. (A ver si es de los que responde a la provocación y yo salgo ganando.)

Y por último, cierro este post con una aclaración: todo lo de arriba es en sentido figurado, ¿eh?, no se vayan a pensar. Que yo soy más macho que nadie y a mí lo que me gustan son las señoras en general, y mi señora mucho más en particular. Que Bonnie no hay más que una y a mí me encontró en la calle.

Pues eso, ea.

domingo, 16 de marzo de 2008

Mal y tetas

El otro día, visionando el trailer de un filme de próximo estreno -y que por otra parte no pienso ir a ver ni jarto de grifa- tuve una revelación, a raíz de la cual me surgió una duda, que planteo aquí públicamente con la esperanza de que alguno de ustedes, mis sabios lectores, sepan solucionármela, a saber: ¿por qué en tantas películas -no en todas, ni mucho menos, pero sí en tantas y tantas- los malos se reúnen siempre en locales de strip-tease? ¿Es que acaso hay algo en esos garitos que propicie la aparición de pensamientos delictivos y acciones fuera de la ley? Si alguna vez acudo a alguno de esos establecimientos, ¿sentiré la irrefrenable necesidad de hacer el mal? Y aún en caso contrario, si en alguna ocasión el hado o las compañías poco recomendables me conducen hasta el Ba-Ta-Clan, el Bada-Bing o algún otro lugar de nombre y contenido en pechugamen similares, ¿deberé inmediatamente asumir que ese señor que se encuentra a mi lado en la barra alberga deseos de atentar contra mi propiedad, mi integridad física o mi vida?

Y es que siempre pasa igual: a los buenazos nos toca conformarnos con ver los toros desde la barrera... (dijo él, mientras con la mirada buscaba el ejemplar de Agosto de 1982 en su colección de Playboy. Fundido en negro.)

sábado, 8 de marzo de 2008

Victoria Esperanza De Todos Los Ángeles Y Santos Y De Las Altas Cimas Irradiantes Cual Luceros Vespertinos

Bueeeno, bueeeno, bueeeno, amiguitos/as, parece ser que esto de la política es como cierta conocida marca de patatas (sic) fritas, de las que se afirma que "cuando haces `pop´, ya no hay `stop´". Y no lo decimos (sólo) por nosotros -sí, ya saben, varios meses publicando y esforzándonos en mantener este blog alejado de los pringosos lodos de esta-cosa-llamada-democracia, y ahora, de golpe y porrazo, ¡dos! posts seguidos sobre la Gran-Fiesta-Popular-de-la-ídem, y es que nobody´s perfect-; sino también y fundamentalmente por el Sr. Rajoy, quien no contento con insistir en su patochada de "la niña" en el segundo debate electoral del que ya hablamos en nuestro post anterior, parece ser que la ha convertido en uno de los ejes retóricos de su final de campaña. Hasta tal punto, que le ha puesto nombre: ahora resulta que "la niña" se llama Victoria Esperanza. Nada menos. Les juro que antes de enterarme por medios de comunicación más serios (sic), la noticia me había llegado a través de un amigo, y no me lo creí. Pensé que el coleguita se estaba quedando conmigo, hasta tal punto me parecía impensable que nadie, y mucho menos un señor que aspira a conseguir la Presidencia del Gobierno de España, pudiera caer en semejante memez. Pero como siempre, la realidad supera con creces a la ficción, y resulta que, ohDiosmío, era cierto.

Pues nada, hace bueno, ¿eh? Sí, el tiempo está loco, pero qué solete más rico. Si es que ya no hay estaciones, con esto del calentamiento global... ¿Qué? ¿Cómo? No, si ya sé que esto no tiene nada que ver con lo que hablábamos antes, pero es que ¿qué quieren que les diga? ¿Es necesario añadir algún comentario más? Bueno, pero que conste que lo hago por ustedes, ¿eh? Allá vamos: ¡Sr. Rajoy! ¿Anda usted por ahí? Mire, que quería yo decirle lo siguiente: no sé si usted sigue o no este blog, que me parece que será que no, pero en todo caso, el otro día le regalé a su temible adversario -y según se desprende de las declaraciones de usted y de sus más destacados secuac... digooo, compinch... digooo, esbirr... digooo, compañeros, encarnación del Anticristo-, el señor ZP, unas cuantas sugerencias para mejorar su desafortunado "Buenas noches y buena suerte". Y ¿cómo no voy a hacer al menos otro tanto con usted, cuando las sugerencias nos salen así, gratis? Pues nada, que había yo pensado que no está mal que haya usted dado en bautizar a su "niña" como Victoria Esperanza, pero luego he reflexionado y me he dicho que no está bien que Victorita-Esperanzuca (en diminutivo porque ya es como si fuera de la familia) vaya por ahí sin apellidos, que la gente, sobre todo la gente "normal", es muy mal pensada, y se van a pensar que la niña es una bastarda. No, entiéndame, que no es que "la niña" tenga tendencias cabronzuelas, sino que sin apellidos pues parece que no tiene padres, y hasta ahí podíamos llegar: que aunque sólo sea una idea, alguien la habrá parido, digo yo, y ya sabemos que ustedes además son muy de defender el concepto ese de la "autoría intelectual" de las cosas. Así que le voy a regalar unos apellidos para la niña, que a partir de ahora propongo que pase a llamarse Victoria Esperanza De Todos Los Ángeles Y Santos Y De Las Altas Cimas Irradiantes Cual Luceros Vespertinos. De nada, don Mariano. A mandar.

Y a todos ustedes, queridérrimos (sic) lectores, en esta jornada de reflexión, les insto a lo siguiente: no voten al Sr. Rajoy. Pero ya no por razones políticas, ¿eh?, que eso a nosotros tralarí-tralarí, sino, pura y simplemente, estéticas. ¿Pensaban ustedes votar al PP? Pues no les pido que voten otra cosa: tan sólo absténganse, y si les remuerde luego la conciencia, piensen que se lo tienen bien merecido. Por cursis.

martes, 4 de marzo de 2008

Buenas noches y buena suerte

Sí, ya sé que en este blog nunca se habla de política. Tranquilos, que hoy tampoco lo haremos: hablaremos de políticos, que es una cosa muy otra.

Pues nada, que en nuestro afán de seguir desde aquí como buenamente se pueda la evolución de la campaña electoral en nuestro país, ayer nos tragamos enterito el segundo debate entre el candidato demócrata y el republican... digooo, entre ZP-presidente y Rajoy-aspirante, y al final del mismo me surgía la reflexión sobre la, no sé si llamarla soberbia, o simplemente cabezonería, de nuestros políticos, que no son capaces de reconocer un error ni hartos de vino por banal que este sea. Me explico: al final del primer debate, ZP no tuvo mejor ocurrencia que despedirnos con un "Buenas noches y buena suerte", frase que, siendo en sí resultona, no pudo estar más fuera de contexto. Pero no contento con haber hecho el canelo en esa primera ocasión, ayer nuestro -aún- presidente ¡se despidió con LA MISMA fórmula! Pero, hombre de Dios, ¿dónde va con esas frases de película? ¿No ve usted que queda ridículo? Además, digo yo que, ya puestos a utilizar frases célebres del cine fuera de lugar, se podía haber decidido por otras que fuesen aún más contundentes. Le regalo a continuación unos cuantos ejemplos: "Buenas noches, y a Dios pongo por testigo de que nunca más volveré a pasar hambre", "Buenas noches, y Luke, soy tu padre" o, para hacer una gracieta, "Buenas noches... y dos huevos duros". O, qué demonios, tiremos ya directamente por la vena destroyer: "Buenas noches, y me encanta el olor del napalm por la mañana". De nada, presidente. A mandar.

Claro que qué decir de la tan traída y llevada "niña" del señor Rajoy, en la que ayer, y por increíble que nos pareciera a todos, volvió a insistir. En fin, no nos extenderemos: sólo diremos que, siguiendo con el símil cinematográfico, a nosotros, cuando vimos las declaraciones post-debate de Acebes y Aguirre, esa niña se nos transformó inmediatamente en la de "El exorcista".

Y ahora la pregunta del millón: ¿realmente era necesario que ambos machacaran en sus respectivas chorradas cuando lo más sencillo -por no decir digno- era que simplemente las dejasen morir de olvido? ¿A estos niveles de orgullo estúpido hemos llegado? Qué malita está la cosa...

...He dicho.

domingo, 24 de febrero de 2008

Jens Lekman, Moby y un servidor

...Pues nada, un nuevo post para darles cuenta de un nuevo par de chorradillas musicaloides, a saber:

A) Gracias muchas otra vez más -y van...- a Kiko Amat por una de sus recomendaciones. La cosa es que el miércoles pasado tocó aquí en Ginebra un músico sueco llamado Jens Lekman. Yo no le había oído jamás, pero entre que teníamos -Bonnie y yo- muchas ganas de ir a un concierto -hay poquísima actividad musical en esta ciudad, a todos los niveles- y que mister Lekman -digo "mister" porque, claro, como no sé cómo se dice "mister" en sueco... ¿"misterönsen", quizá?- venía recomendado por el señor Amat, pues para allá que nos fuimos... y menos mal que lo hicimos: días después aún sigo en estado de alegre shock y con la profunda convicción de haber asistido a un acontecimiento, no sé si "único" o "irrepetible" -porque no sé si el amigo Lekman tiene por costumbre montar la misma hermosa juerga en cada bolo-, pero desde luego sí que "especial". Por Dios, qué bien, señoras y señores: qué repertorio, qué entrega y qué ganas de disfrutar -y de hacernos disfrutar a nosotros-. Es con conciertos así como uno, a veces, recuerda por qué se acercó por primera vez a esta cosa llamada "pop", y por qué le gustó tanto. Y fue doblemente curioso para mí porque hace poco que leí una entrevista con Patterson Hood (de los Drive-By Truckers) en la que se hablaba con estas palabras de lo que fue su primer concierto de Bruce Springsteen: "That show changed my life and shaped a lot of how I feel about shows -the way he plays the audience more than the guitar." Y yo no había entendido qué quería decir hasta que vi al señor Lekman. Pues eso: si el show de Lekman pasa por su ciudad, no dejen de asistir.
(Dicho sea de paso, el concierto tuvo lugar en un local de aquí llamado PTR Usine del que muchísimas salas de conciertos de nuestro país deberían tomar un par de lecciones, me explico: siendo el Usine esencialmente algo así como una "kasa okupada" en donde ocasionalmente se ofrecen conciertos con el beneplácito del Ayuntamiento de Ginebra, ofrece mayor calidad de sonido y mejores condiciones para ver a un grupo en directo que muchos locales "profesionales" de Madrid, como por ejemplo La Riviera de nuestros pecados.)

2) No es la primera -ni la segunda, ni la quincuagésimo séptima...- vez en mi vida que me dicen "hombre, pues te pareces a..." ni tampoco sería la primera vez que de hecho me confunden con él, pero nunca me había sucedido (todavía) como el viernes pasado en un bar bastante recomendable de por aquí que se llama L´Ethno. La cosa es que me acerqué a pedir unas cervezas, cuando veo que al otro extremo de la barra un chaval se me queda mirando, tras lo cual se apresura a pedir algo al camarero, quien le entrega una pequeña libreta de notas y un boli. Armado con ellas, el chaval se abre paso entre la multitud hasta llegar a mi lado y, tendiéndomelas, me dice (en inglés): "Sr. Moby, me encanta lo que hace. ¿Me firmaría un autógrafo?". Lo peor es que a pesar de mis explicaciones, no se creyó que yo realmente NO era Moby, con lo que aún encima se fue mosqueado porque no quise firmarle. (Me imagino que ahora dejará de comprarse sus discos, y me siento un poco culpable de pensar que todavía le pondrá pingando cada vez que salga el tema, si es que sale, que imagino que sí saldrá o ya se ocupará él de sacarlo, porque si no le di una firma, seguro que sí le proporcioné una anécdota que comentar con los colegas: "¿Moby? ¡Menudo gilipollas! Figuráos que me lo encontré una vez en un bar y si se lo tendrá creído que no fue capaz ni de darme un autógrafo.") En fin, señoras y señores, ya ven cómo van estas cosas. Si ustedes se parecen a algún famoso les deseo de corazón que sea a alguien tipo, qué sé yo, Brad Pitt o George Clooney. Yo ya les puedo asegurar que pareciéndose a Moby no se liga nada. Ni siquiera te invitan a cerveza. Sólo consigues que se enfaden contigo cuando tratas de explicar: "no, verás, si es que yo no..."

martes, 19 de febrero de 2008

Canción del día: "Butcher´s Tale (Western Front 1914)" (The Zombies)

Obsesión. Eso es lo que tengo últimamente con esta canción, y en general con el álbum completo del que esta canción sale, el maravillosísimo "Odessey And Oracle". ¿Obsesión? ¿No es una palabra un poco fuerte? Pues no, y como no me gustaría pensar que soy un tarado, quiero imaginar más bien que todos aquéllos que como yo sean melómanos en grado X (donde "X" tiende a infinito) saben de qué les hablo, y si no, no se preocupen, que yo se lo explico: hablo de cuando no te puedes sacar una melodía de la cabeza, de cuando te descubres a solas tarareándola en voz baja, de cuando rumias la letra una y otra vez, y lo más preocupante: de cuando te despiertas de un sueño profundo en mitad de la noche y lo primero que te viene a la mente es, de nuevo, esa música... ¿Les va sonando? ¿No? ¿Sí? Ah, buf, menos mal, qué alivio. Ya empezaba a creer que yo era un poco raro...

Canción peculiar la que nos ocupa hoy, amigos míos, que sólo podemos intentar describir como "pop medieval", y que, narrando la historia de un combatiente en la I Guerra Mundial, constituye una de las mejores y más directas descripciones de los horrores de la guerra que hemos tenido ocasión de tropezarnos jamás. No me resisto a la tentación de reproducir la letra en su integridad. Pásmense:

A butcher, yes that was my trade
But the king's shilling is now my fee
A butcher I may as well have stayed
For the slaughter that I see
And the preacher in his pulpit
Sermon: "Go and fight, do what is right"
But he don't have to hear these guns
And I'll bet he sleeps at night

And I
And I can't stop shaking
My hands won't stop shaking
My arms won't stop shaking
My mind won't stop shaking
I want to go home
Please let me go home
Go home

And I have seen a friend of mine
Hang on the wire like some rag toy
Then in the heat the flies come down
And cover up the boy
And the flies come down in Gommecourt,
Thiepval, Mametz Wood, and French Verdun
If the preacher he could see those flies
Wouldn't preach for the sound of guns

And I
And I can't stop shaking
My hands won't stop shaking
My arms won't stop shaking
My mind won't stop shaking
I want to go home
Please let me go home
Go home

No hace falta que les explique nada, ¿verdad? Sólo añadiremos dos notas laudatorias más para la belleza de la música que acompaña a esta letra, y para esa voz... ¡esa voz!

...Y ya que estamos, gracias sean dadas a quien corresponda -¿al Altísimo?- por este pedazo de álbum -repetimos, este "Odessey And Oracle"- que, debo admitir, no he descubierto hasta hace muy poco, lo cual en el fondo me encanta: ¿toda una vida como comprador de discos y aún quedan clásicos como este que no he oído? Eso da esperanzas, queridísimos lectores: siempre nos quedarán tesoros ocultos por desenterrar. Y miren que ya tenía referencias, ¿eh? Que si álbum mítico por aquí, que si disco de culto por allá, que si clásico desconocido por acullá... Y todo, todo, pero todito lo (bueno) que me habían dicho era cierto, amigos. Qué discazo. Oírlo y quedar prendado es todo uno, y a continuación viene el estupor: ¿cómo es que los Zombies se han quedado en ese status de grupo-sólo-para-enterados? Inexplicable, porque por si nunca habían oído hablar de él, lo que tenemos aquí entre manos es una obra maestra absoluta a la altura del "Forever Changes" de Love o del "Pet Sounds" de los Beach Boys, y desde luego, en un uno-contra-uno canción por canción, queda muy por encima del "Sgt. Pepper´s" de los Beatles. Así, como lo oyen. De hecho, estos tres nombres son los primeros que vienen a la mente al escucharlo, y si no reciben una soberana paliza a manos de los Zombies, tampoco salen muy bien parados: se diría que los Zombies tienen melodías tan fantásticas como las de los Beatles, pero sin caer nunca en la (por otra parte bendita) obviedad que lastra alguna que otra canción de estos últimos; que tienen arreglos tan buenos como los de los Beach Boys, pero sin el exceso de azúcar que a veces empalaga en las visiones de Brian Wilson; que comparten la querencia psicodélica de Love, pero sin el filo paranoide y malrollista que en ocasiones nos asusta en los angelinos. Es decir: ¿algo que nos recuerda a mogollón de grupos que nos encantan, pero además en versión corregida-y-aumentada? Esto... ¡Albricias!

Pues eso, señores (y señoras, eh), que así es como se explican los números que vengo montando últimamente por la calle en esta ciudad tan civilizada, echándome unos pasejos de baile cuando el estribillo de "Brief Candles" atruena por los auriculares de mi iPod, cantando a voz en cuello -es que se me escapa, se los juro- ese precioso "Friends Of Mine" (todos juntos: "it feels so good to know two people so in love, SOOO IN LOOOVE") o dejando escapar una lagrimilla con "Hung Up On A Dream" (dos cosas sobre esta canción: 1) ¿por qué no figura en TODAS las antologías del pop habidas y por haber, eh, vamos a ver?, y 2) ya hemos mencionado antes "esa voz" -la de Colin Blunstone- pero es que cuando le oímos cantar "sometimes I think I´ll never find" se nos antoja que no hemos oído nada más bello en esta vida). Háganse con él, pero ya.

lunes, 11 de febrero de 2008

Canción del día: "The Love You Save (May Be Your Own)" (Joe Tex)

Pues, señoras y señores, una vez más le tenemos que agradecer a don Quentin Tarantino no sólo que nos haya ofrecido una estupenda película -en este caso "Death Proof". Bueno, para ser sinceros, supongo que estupenda, porque la he visto en versión original sin subtítulos y de los frenéticos diálogos debo haber pillado un 12% siendo optimista-, sino que dicha película venga acompañada de banda sonora molona en la que SIEMPRE nos descubre alguna joya oculta de la historia del pop. (Dicho sea de paso, el señor Tarantino hace tiempo que tiene otro ilustre colega que nos viene deparando las mismas alegrías en cuanto a packs completos de peli gozosa + banda sonora increíble. ¿Adivinan de quién hablamos? Sí señor, de Wes Anderson.)

Y de la BSO de "Death Proof", aparte de bombazos como el "Down In Mexico" de los Coasters, nos quedamos con esta maravilla en forma de balada soul, extraída con dolor de la prodigiosa garganta de Joe Tex: una exhortación a aferrarnos al amor como tabla de salvación posible y a nuestro alcance por puta, dura y miserable que sea nuestra vida; y a no ahorrar esfuerzos por salvar lo poco que de él nos pueda quedar porque, como dice la letra, "the love that you save today may very well be your own". Nada más importa. Piensen en ello.

sábado, 9 de febrero de 2008

The Charlatans

(Titulamos este post "The Charlatans" igual que nuestro buen amigo Artur Estrada dice, cuando hace mucho frío: "Vaya, parece que hoy tocan The Rascals".)

Lo prometido es deuda, dicen, así que allá vamos. ¿No les había yo prometido hace poco que hablaríamos de este tema? Bueno, “hace poco”, es un decir: es que, verán, he andado bastante liado con todo el tema de nuestra mudanza –para los que no sean lectores habituales de esta cosa, les recordamos que Bonnie y yo nos hemos ido recientemente de Madrid a Ginebra por causas laborales y porque nos ha dado la real gana-, y oigan, que a uno, metido en su cómoda rutina de siempre, se le olvida lo difíciles y hasta estresantes que pueden llegar a ser estas cosas. Ponte a buscar casa –un piso decente con un alquiler que puedas permitirte, y no son precisamente bajos los alquileres en esta ciudad en la que la vivienda es un bien tan escaso que empieza a ser un auténtico lujo no al alcance de todo el mundo-, amuéblala –bendito Ikea-, entérate de cómo se pagan las facturas de la luz, el agua, el gas y el teléfono en un país cuyo idioma no hablas –sencillo: “erm, estooo, parlez-vous Anglais? Ou Espagnol? Eh?”-, y suma y sigue… En fin, un rollo. Pero vamos, que ya estamos instalados, ¿eh?, así que de ahora en adelante intentaré hacerles más caso, pobres, que sé que les he tenido pelín dejados últimamente. No se me quejen, que ha sido por mi bien, hombre: quizá algún día, no lo sé, me tenga que arrepentir de este paso, pero por el momento no se pueden figurar lo contento que estoy de haber salido de ese Madrid que me estaba quitando la vida. Cuánto me gusta mi ciudad, y qué difícil puede llegar a ser vivir en ella… Sí, claro que lo malo del cambio es que mi familia y amigos se quedan en Madrid, pero es que si empezamos con obviedades, mejor lo dejamos, ¿no les parece? No, claro, me pongo como me pongo, pero si para una cosa que me duele me la van a estar restregando… ¿O acaso les recuerdo yo a ustedes lo muy descuidados que tienen a esos mismos parientes y amigos que viven a media hora de ustedes y a los que no ven o llaman desde hace… cuánto? Pues eso. En fin, centrémonos y vamos a estar a lo que tenemos que estar. Decía, que intentaré tener este invento más actualizado ahora que ya estamos instalados. Bueno, y cuando encima nos pongan Internet en casa –lo tenemos pedido desde hace un mes, parafraseando la frase popular diríamos que “las cosas de palacio en Suiza van despacio”-, eso ya va a ser un frenesí. ¿Pero cómo? ¿Otra vez por los cerros de Úbeda? ¡Malo! ¡Caca! ¡Caca! En fin, centrémonos one more time.

El caso es que no hace mucho que me sorprendí echando de menos uno de esos oficios que al parecer tienen los días contados, a la chita callando –qué ironía- y sin que a nadie le importe demasiado: el de los charlatanes. Sí, hombre, ya saben a lo que me refiero: esos vendedores ambulantes que nos colocan sus mercancías a fuerza de pura labia, de loar las virtudes reales o imaginarias de sus productos ejecutando mil y una acrobacias verbales de gran riesgo. Recuerdo que en mi infancia había cierta abundancia de ellos –de hecho eran, por ejemplo, un personaje bastante habitual en las historietas de “La Familia Ulises” que el muy enorme Benejam publicaba en la revista “TBO”-, pero ahora, ¿dónde están? Yo los veía por la calle, paseando con mi madre o con mi abuela, y me quedaba pasmado ante esa torrencial verborrea plagadita de lugares comunes que sin embargo sonaban fascinantes a los oídos de un público sencillo/humilde, y no les digo ya a los oídos de un niño.

Hoy en día están en franco retroceso –al menos en Madrid, quién sabe si en los mercados o ferias de los pueblos…-, pero aún quedan unos cuantos ejemplares en acción, y aún me siguen fascinando. Sin ir más lejos, hace sólo cuatro o cinco meses que le compré a uno de ellos un curioso aparatejo de cocina multiuso –pelador-rallador-cortador-todo-en-uno, multiuso, ya digo- hecho de genuino plasticazo rojo, que en mi casa hemos acabado llamando El Patatator –pronúnciese “patatéitor”- porque lo usamos fundamentalmente para cortar patatas. Realmente el cacharro ha resultado ser utilísimo, pero yo no lo compré por eso. Yo lo compré sulibellado por la labia de uno de esos auténticos entertainers de la venta callejera, un hombre espectáculo, qué digo, un Sinatra de la buhonería: el tipo hablaba y hablaba sin parar, explicaba cómo y para qué usar todas y cada una de las funciones del mundialmente famoso “Super Set Cucina” –así se llama, de verdad, me he levantado para ir a verlo-, contaba chistes, interpelaba a su público y bromeaba con él, contestaba a las preguntas que le hacían; y todo ello mientras a toda pastilla pelaba, cortaba, troceaba, picaba, ¡trepanaba, vive Dios! toneladas de frutas y verduras para demostrarnos lo que todos podríamos hacer una vez hubiéramos adquirido el trasto de marras al módico precio de doce eurillos… que yo aflojé sin poder evitarlo, boquiabierto ante el arte del personaje en cuestión. Si ustedes quieren verle en acción, “actúa” todos los domingos por la mañana en la esquina de la Ronda de Toledo con la Glorieta de Embajadores, en pleno límite fronterizo del Rastro madrileño.

Claro que el Rastro siempre ha sido un ecosistema muy propicio para el florecimiento de este tipo de fauna urbana. Del mismo Rastro recuerdo con cariño momentos memorables como el de aquélla vendedora gitana de ropa, pregonando (ojito al inenarrable slogan): “¡Pantalones! ¡Faldas, blusas, chaquetas! ¡Nenas: El Corte Inglés sin ascensor!”. Ahí es nada. O aquél señor de bigote, que vendía el exprimidor más sencillo del mundo, del que quizá se acuerden y hasta puede que lo hayan tenido en casa –yo lo he visto en muchas-: consistía en una especie de rulo hueco rematado por un extremo en un vertedor similar al pico de una jarra. El funcionamiento era bien simple: se atornillaba a mano el rulo en el interior de una naranja o limón, y luego ya sólo había que apretar con fuerza para que el zumo se derramase por el vertedor hacia un vaso. Ya lo ven, el cacharro no podía ser más simple, lo cual no fue obstáculo para que ese maravilloso charlatán diese una de las chapas más alucinantes que he oído en mi vida, y demostración palmaria por tanto de la auténtica esencia del arte de la charlatanería: lo importante no es lo que se vende, sino lo que se dice, y cómo se dice, sobre lo que se vende. En serio: debe hacer por lo menos veinticinco años de aquéllo, y sin embargo aún recuerdo perfectamente a ese señor con un limón en la mano –no era tiempo de naranjas, era verano-, haciendo una demostración práctica del invento y diciendo (las señales de admiración y las cursivas son por supuesto todas mías): “…y el zumo surge a chorro (!), puro (!!), cristalino (!!!), fresco –si es que el fruto ha estado antes en la nevera…”. ¡Fresco si es que el fruto ha estado antes en la nevera! ¡Olé, olé y olé! ¿Era ese tío o no era un artista? Dos de aquéllos exprimidores le compró mi abuela, dos, por salao. Y mi madre todavía se parte cada vez que se acuerda de aquél momento, al igual que mis tíos: aunque ellos no estuvieron presentes, el discurso de este charlatán en particular, relatado por nosotros miles de veces, hace mucho que pasó a formar parte del folklore familiar.

Hasta aquí, de la charlatanería como oficio. Pero también se podría hablar de la charlatanería como cualidad, y esta nos gusta mucho encontrarla entre según qué mendigos que se toman su condición con mucho más sentido del humor del que cabría esperar. Recuerdo a aquél chaval que pedía “una ayuda” en el Metro de Madrid, y al ver que ninguno de los presentes estábamos por la labor de darle unas monedas, aclaró: “¡Acepto Visa, American Express, MasterCard y cheques de viaje!”. O a aquél señor en la Plaza de los Cubos con un cartel que decía (las mayúsculas son suyas): “NO le dé limosnas a cualquiera. Déle a MATÍAS, su pobre de confianza. MATÍAS, SU POBRE DEL BARRIO”. Pobres sí, de solemnidad. Cachondos mentales, también, y con capacidad de dar lecciones de humor a más de uno y de dos.

Y por último, no queremos dejar de mencionar que la charlatanería tiene también grandes practicantes en el mundo del pequeño comercio, como quedó patente en nuestro último post. Señores, que no desaparezcan. La vida es más divertida con charlatanes.


Dedicado, con todo mi cariño, a mi abuela Vicenta, + 30/01/08. DEP. Te queremos, abuela.