Bueeeno, bueeeno, bueeeno, amiguitos/as, parece ser que esto de la política es como cierta conocida marca de patatas (sic) fritas, de las que se afirma que "cuando haces `pop´, ya no hay `stop´". Y no lo decimos (sólo) por nosotros -sí, ya saben, varios meses publicando y esforzándonos en mantener este blog alejado de los pringosos lodos de esta-cosa-llamada-democracia, y ahora, de golpe y porrazo, ¡dos! posts seguidos sobre la Gran-Fiesta-Popular-de-la-ídem, y es que nobody´s perfect-; sino también y fundamentalmente por el Sr. Rajoy, quien no contento con insistir en su patochada de "la niña" en el segundo debate electoral del que ya hablamos en nuestro post anterior, parece ser que la ha convertido en uno de los ejes retóricos de su final de campaña. Hasta tal punto, que le ha puesto nombre: ahora resulta que "la niña" se llama Victoria Esperanza. Nada menos. Les juro que antes de enterarme por medios de comunicación más serios (sic), la noticia me había llegado a través de un amigo, y no me lo creí. Pensé que el coleguita se estaba quedando conmigo, hasta tal punto me parecía impensable que nadie, y mucho menos un señor que aspira a conseguir la Presidencia del Gobierno de España, pudiera caer en semejante memez. Pero como siempre, la realidad supera con creces a la ficción, y resulta que, ohDiosmío, era cierto.
Pues nada, hace bueno, ¿eh? Sí, el tiempo está loco, pero qué solete más rico. Si es que ya no hay estaciones, con esto del calentamiento global... ¿Qué? ¿Cómo? No, si ya sé que esto no tiene nada que ver con lo que hablábamos antes, pero es que ¿qué quieren que les diga? ¿Es necesario añadir algún comentario más? Bueno, pero que conste que lo hago por ustedes, ¿eh? Allá vamos: ¡Sr. Rajoy! ¿Anda usted por ahí? Mire, que quería yo decirle lo siguiente: no sé si usted sigue o no este blog, que me parece que será que no, pero en todo caso, el otro día le regalé a su temible adversario -y según se desprende de las declaraciones de usted y de sus más destacados secuac... digooo, compinch... digooo, esbirr... digooo, compañeros, encarnación del Anticristo-, el señor ZP, unas cuantas sugerencias para mejorar su desafortunado "Buenas noches y buena suerte". Y ¿cómo no voy a hacer al menos otro tanto con usted, cuando las sugerencias nos salen así, gratis? Pues nada, que había yo pensado que no está mal que haya usted dado en bautizar a su "niña" como Victoria Esperanza, pero luego he reflexionado y me he dicho que no está bien que Victorita-Esperanzuca (en diminutivo porque ya es como si fuera de la familia) vaya por ahí sin apellidos, que la gente, sobre todo la gente "normal", es muy mal pensada, y se van a pensar que la niña es una bastarda. No, entiéndame, que no es que "la niña" tenga tendencias cabronzuelas, sino que sin apellidos pues parece que no tiene padres, y hasta ahí podíamos llegar: que aunque sólo sea una idea, alguien la habrá parido, digo yo, y ya sabemos que ustedes además son muy de defender el concepto ese de la "autoría intelectual" de las cosas. Así que le voy a regalar unos apellidos para la niña, que a partir de ahora propongo que pase a llamarse Victoria Esperanza De Todos Los Ángeles Y Santos Y De Las Altas Cimas Irradiantes Cual Luceros Vespertinos. De nada, don Mariano. A mandar.
Y a todos ustedes, queridérrimos (sic) lectores, en esta jornada de reflexión, les insto a lo siguiente: no voten al Sr. Rajoy. Pero ya no por razones políticas, ¿eh?, que eso a nosotros tralarí-tralarí, sino, pura y simplemente, estéticas. ¿Pensaban ustedes votar al PP? Pues no les pido que voten otra cosa: tan sólo absténganse, y si les remuerde luego la conciencia, piensen que se lo tienen bien merecido. Por cursis.
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