Hoy, queridísimos lectores de mis entretelas, he de hacerles una confesión de las gordas, y no, no se trata de algo simplemente vergonzantillo del tipo "me como los mocos" (¿quién no lo ha hecho alguna vez?, están saladitos), "me gusta tirarme pedos en la cama y a continuación meter la cabeza debajo de las sábanas para fumármelos bien fumados" (vengaaa... que seguro que ustedes también lo han hecho), "disfruto torturando gatitos" (erm, vaya, nos ha salido rarito el chaval, pero en fin) o "una vez, como no tenían en mi kiosko El País ni ningún otro periódico, me compré La Razón" (¿¡qué!? ¿¡Cómo!? ¡Degenerado! ¿A quién habrá salido este niño?). No, nada de eso, lectores míos, es mucho más gordo. Hoy, y en exclusiva para todos ustedes, voy a salir del armario. Sí, sí, como lo oyen. Porque prefiero que lo sepan por mí antes de que se lo cuenten por ahí.
Estoy enamorado de un hombre. Que sí, de verdad. De un hombre. Y de un hombre mucho mayor que yo, para más escándalo. Encima, él es extranjero. Mira que hay hombres en el mundo, ¿eh? Pues yo me tuve que enamorar de un yanqui. Y claro, drama tocan: ¿ustedes creen que así se puede? ¿Él allí, al otro lado del Atlántico, y yo aquí? Bueno, da igual, incluso aunque viviéramos puerta con puerta, no creo que él se apercibiera de mi existencia, siendo como es una gran estrella de cine y yo un simple... un simple... vamos, que a veces en mi casa se han olvidado de mi cumpleaños, para que se hagan una idea de mi insignificancia. Y a alguien como yo se le ocurre encapricharse de todo un coloso del séptimo arte, pero es que es tan guapo... tan majo... tan talentoso... ¡Bill! ¿Me oyes? ¡Bill! ¡Te amo!
(Sí, se llama Bill. Bill Murray. Y hombre, no se hagan ahora los sorprendidos, en plan "¡Oh!", que ya se lo tenía dicho desde el título. Qué afición, por Dios santo. Ni las cabeceras me leen.)
La cosa es que ya le conocía desde hace muuucho, cuando yo era muy pequeño y él hacía papelillos de caradura-simpaticote en chorradas tan intrascendentes (y por otro lado tan míticas) como "El pelotón chiflado" o "Los Cazafantasmas". Y por entonces me caía bien, pero sin más. Luego le perdí la pista durante bastantes años, hasta "Atrapado en el tiempo", y ya entonces pensé que, vaya, qué bien le iba sentando a este hombre la madurez. Pero ya les digo, sin más. Pero es que hace relativamente poco que le ha dado por rodearse de buenas compañías como las de Wes Anderson, Sofia Coppola o Jim Jarmusch y oigan, que desde entonces lo mío es un no descansar. Pero si hasta me pareció el colmo de la elegancia cuando aparecía en "Flores rotas" en chándal y con zapatos, lo mío es ya grave.
Algún lector despistado en este momento dirá aquéllo de "pero hombre, no conviene que se confunda usted. Vale que sus sentimientos sean fuertes, pero eso es una simple admiración sin más y...". ¡No! ¡Cállese! ¡Cállese, he dicho! Esto es AMOR, y del más puro y bueno. Si no, ¿cómo se explican ustedes que, cada vez que en "Lost In Translation" aparecieran juntos en pantalla Scarlett Johansson (ñam ñam) y Bill, mi Bill, yo sólo tuviera ojos para él? Mis lectores masculinos me comprenden: esto es una prueba concluyente. No se apartan los ojos de semejante jamonez -¡Scarlett! ¡So tersa!- así como así.
Lo dicho: es definitivo. Estoy enamorado de Bill Murray. ¡Que hasta el viento lo sepa!
...Y todo esto viene porque el otro día vimos "The Darjeeling Limited" y me llevé la agradabilísima sorpresa de que la peli se abre con un mini-papelito del Sr. Murray que no debe llegar a durar ni dos minutos y que, créanme, vale no sólo por todo un largometraje, sino por varias carteleras completas. Este hombre ha llegado a la altura de los grandes mitos, y predigo que en el futuro se le colocará en el mismo Olimpo que, por ejemplo, a Buster Keaton.
Hablando de lo cual, aprovecho para lanzar un desafío a Wes Anderson, director del filme y querido por tantos -entre ellos yo- por sus sabrosas bizarrerías ("Academia Rushmore", "Los Tannenbaum", "The Life Aquatic"): Sr. Anderson, ¿a que no se atreve usted a hacer para la próxima un largometraje MUDO con Bill Murray como protagonista absoluto? Va, venga. Venga, listo. ¿A que no se atreve? No hay huevos. (A ver si es de los que responde a la provocación y yo salgo ganando.)
Y por último, cierro este post con una aclaración: todo lo de arriba es en sentido figurado, ¿eh?, no se vayan a pensar. Que yo soy más macho que nadie y a mí lo que me gustan son las señoras en general, y mi señora mucho más en particular. Que Bonnie no hay más que una y a mí me encontró en la calle.
Pues eso, ea.
lunes, 7 de abril de 2008
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1 comentario:
Pero qué razón tienes Moby!!! Yo no había osado escribir un post con semejante título aun por miedo a que me llamaran loca, pero es como si me hubieras leído la mente. Mi amor por él se declaró abiertamente en Flores Rotas(elegancia?, lo suyo es arte en movimiento). Me la he bajado(¿se puede decir eso en internet¿)en inglés francés y español, amén de su BSO.
Comparto contigo cada escalofrío de amor por él y festejo la magia de su avanzada edad con semejante carga de gracejo y savoirfaire.
Saludos transoceánicos
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