lunes, 28 de mayo de 2007

Encuentros casuales, piropos sentidos y otras timideces

Haciendo cola el otro día frente a la taquilla de la Filmoteca Nacional me di cuenta de sopetón de que el señor hasta ese momento perfectamente anónimo que tenía justo delante era nada menos que el grandísimo don Javier Gurruchaga. Y en aquél momento... me venció la timidez. Cosa rara en mí, porque -muy para desgracia de mi sufridora novia- normalmente, si me encuentro a algún artista a quien verdaderamente admire, suelo ir a su encuentro para decirle cuánto me gusta lo que ha hecho. No sé, uno piensa que si estuviera en su lugar -el de ellos- a mí también me gustaría que se me acercaran y me lo dijeran, siempre y cuando el cumplido fuese sincero, claro está. Y que tuviese algo de miga. No sé, se me ocurre que no se me pasaría por la cabeza acercarme a Raquel Meroño y decirle: "oiga, el otro día la vi en "Dagon" y ¡hay que ver lo buenísima que está usted en cueros, señora mía!". Pero, si me encontrase con Santiago Valenzuela, sí caería simbólicamente de rodillas y le gritaría: "¡Maestro! ¡Siga usted publicando cómics muchos años, se lo ruego!". También habría que verse en la situación, claro: lo primero -lo de Raquel Meroño- no me ha pasado. Lo segundo, sí.

(También es cierto que el tema de los cumplidos puede malinterpretarse: hace poco que tuve ocasión de hablar por teléfono un minutito corto con Chris Leo -ex-The Van Pelt- y se me ocurrió darle las gracias por haber escrito una canción maravillosa, "The Speeding Train". Cosas de la comunicación a distancia y el no poder verse las caras, pero me cuentan que por lo visto el amigo Leo interpretó mis palabras como: "en tu vida has escrito UNA canción maravillosa". No, hombre, no, han sido muchas, y yo lo que quería en realidad decirle es que ESA canción en particular la llevo muy dentro.)

...Si es que enseguida pierdo el hilo. Centrémonos: me encontré en la cola de la Filmoteca con el Sr. Javier Gurruchaga, y no me atreví a decirle nada. Y como no me atreví entonces, pues lo hago ahora aunque posiblemente él nunca llegará a leer estas palabras. Y lo que le digo es que si en aquél momento, oh osado de mí, le hubiese podido dirigir la palabra, le hubiese dado las gracias por tres motivos: gracias por todos los estupendos ratos que he pasado en mi vida escuchando a la Orquesta Mondragón (se lo creerán o no, pero cuando yo era muy pequeño, para mí había dos grupos de música en el mundo: uno eran los Beatles y otro la Mondragón). Gracias porque ante quien haga falta defenderé siempre que "Bon Voyage" (EMI-Odeón, 1980; sí, el de "Viaje con nosotros") es uno de los mejores discos de la historia del pop español. Y por último, gracias porque fue a raíz de una entrevista que le hicieron -y en la que lo mencionaba- que llegué a leer un libro fantástico, "Babbitt", del señor Sinclair Lewis. (¿Que por qué le hice caso? Está claro, amigos: un lector de Capote no puede tener mal gusto...)

(Y por si a alguno de ustedes le da curiosidad, la película que vimos ese día fue la preciosa -y bastante bizarra- "La Belle et la Bête" de Jean Cocteau. Cuando al acabar la peli nos levantamos -mi novia y yo- de nuestras butacas la gente nos aplaudía, porque pensaban que éramos los protagonistas.)

2 comentarios:

Alvaro dijo...

Hola: estoy buscando una rareza del disco 'Bon Voyage'y es un pequeño corte entre canción y canción en la que Gurru con un megáfono (creo) dice algo así como "Interrumpimos la emisión por...." y no me acuerdo de más. En la remasterización en cd no aparece y me gustaría encontrarlo. ¿No sabrás dónde puedo encontrarlo, verdad? Gracias por contestar

Alvaro dijo...

Gracias por contestar!!!