En "El Hombre Sentimental" nos gusta el cómic. Mucho. No leemos tanto como nos gustaría porque, ya saben, el presupuesto es limitado y hay que elegir, y a uno siempre le acaban pudiendo otros objetos, de forma redondeada y... vaya, que, supongamos, uno se dirige por poner un ejemplo a la Fnac con veinte dólares europeos en el bolsillo y la firme intención de comprarse algún buen cómic pero por algún motivo se queda encallado dos plantas más abajo y anda, fíjate, si ha salido un nuevo recopilatorio de reggae del sello Trojan y... oh, mierda. Moraleja: si quieres de verdad comprar cómics, no vayas a la Fnac o similares, vete a una buena tienda de cómics. Estoy divagando, ¿verdad? Bien, estooo... Decíamos ayer: en "El Hombre Sentimental" nos gusta el cómic. Mucho. Y dentro de esa afición tenemos una debilidad especial por el formato "tira". No sé, me parece que dentro de las infinitas posibilidades expresivas que ofrece el medio (con papel y lápiz, haciendo dibujitos, puedes hacer LO QUE SEA, siempre que consigas que la imaginación del lector se transforme en tu aliada), la tira es desde siempre uno de los vehículos donde la creatividad del autor puede lucirse más, precisamente por las muy estrictas limitaciones que le impone: has de contar una historia completa en un espacio de entre una y cuatro, cinco, ¿seis a lo sumo? viñetas. ¿A que parece difícil? Pues no lo parece: lo es. Por eso nos gustan tanto quienes brillan o han brillado haciendo tiras. Los ejemplos son bien conocidos de todos ustedes: clásicos del género son Schultz con sus "Peanuts", Watterson con "Calvin y Hobbes" o, en el ámbito hispanoparlante, Quino con "Mafalda"... Y de entre los "modernos", destacaremos al muy enorme Frank Cho con "Liberty Meadows" (humor enloquecido, trazo fascinante, y ¡esas mujeres! ¿Quién, por los clavos de Cristo, es capaz de no enamorarse de las mujeres que dibuja el señor Cho?) y a nuestro autor recomendado de hoy, otro ilustre argentino, el señor Liniers.
Se ha reeditado hace muy poco el volumen 1 de "Macanudo" (ed. Mondadori), que no es ni más ni menos que una recopilación de las tiras que bajo el mismo título se edita(ro)n en el periódico argentino "La Nación" (este primer volumen, y de momento llevan dos, recoge año y pico de tiras, concretamente las publicadas en dicho diario desde Junio de 2002 hasta Noviembre de 2003). Y como les he dicho ya en alguna otra ocasión, tienen ustedes que hacerse con esto cueste lo que cueste, y si para ello tienen que robarlo de alguna librería, que así sea: yo miraré para otro lado, silbando. ¿Tan divertido es? Pues sí, pero eso casi es lo de menos, al fin y al cabo cómics divertidos hay muchos. La razón es otra: Liniers es un farsante, pero le hemos visto el truco y a nosotros no nos engaña. ¡Sr. Liniers! ¿Nos oye? ¡No nos la va a dar con queso, ja-ja! Le hemos descubierto: usted, Sr. Liniers, no es ni un excelente dibujante ni un fantástico humorista. Usted, Sr. Liniers (música de intriga, cha-cháaan), es... un poeta. Sí, sí, así con todas las letras. Un P-O-E-T-A.
sábado, 16 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario